

Quizás no me de a conocer plenamente a personas desconocidas, no permita que las personas entren en mi y salgan cuando quieran, pero es por una cuestión de miedo, de dolor anterior. No es culpa de nadie, creo que cuando las cosas se dan de cierta manera - la manera de la cuál no lo esperamos - por algo es y hay que saber afrotarlo, apoyándose en la gente que nos contiene, que nos quiere, que nos escucha, y que intenta entendernos. No importa la cantidad, sino la calidad. Muchas veces me he preocupado por la cantidad de amistades, o de personas que me quieren, pero aprendí, gracias a dios, que no es eso lo que importa, sino que la poca gente que tenés te quiera con el amor que miles pueden darte. Gracias a todos mis amigos, y ¿qué sería de mi sin mis enemigos?... Lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario